Rinoplastia secundaria
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La rinoplastia, como cualquier otra intervención,
Presenta un tanto por ciento de complicaciones que
pueden justificar una segunda cirugía. 'La rinoplastia secundaria va
dirigida a resolver problemas que no se solventaron en la primera
ocasión, por la excesiva complejidad del caso, o que surgieron a
raíz de ella. En este segundo supuesto se encuentran tabiques
desviados que años después de ser corregidos vuelven a su posición
original o formación de cicatrices hipertróficas que obstruyan
fosas nasales y requieran ser extirpadas'
Tan importante como conocer a la
perfección la técnica de la rinoplastia es saber valorar su
indicación. Cuando se concluye que es necesario operar, hay que
localizar los defectos y la causa que los produce, y planificar la
operación para que se resuelvan de la forma más directa posible.
La rinoplastia puede estar indicada en
la infancia, 'siempre que provoque una obstrucción respiratoria que
produzca cambios desfavorables en el paciente'; si no fuera así, 'se
aconseja esperar a que termine el crecimiento, alrededor de los 17
años', ha explicado Trinidad.
La función respiratoria y el grado de
satisfacción de la persona con su cara son los dos parámetros que
los expertos consideran a la hora de tomar la decisión de
intervenir. 'Siempre va a haber un componente psicológico', ha
precisado Ortega del Alamo.
Antes de una cirugía de nariz
existen fundamentalmente dos: la endoscópica y la externa.
Esta última, aunque descrita hace varias décadas, 'es la que más
se emplea en los últimos años porque permite visualizar las
deformidades, obstrucciones o patología que presente el enfermo', ha
argumentado Trinidad. En este mismo sentido también se ha
pronunciado Ortega del Alamo, alegando que la vía abierta permite
'ver las estructuras y actuar directamente sobre ellas, en vez de
únicamente palparlas'.
En una época en la que se tiende cada
vez más hacia la cirugía mínimamente invasiva, Juan Trinidad ha
explicado que la cirugía abierta 'no está reñida con la tendencia
conservadora en medicina'. La estrategia consiste en realizar
incisiones en el interior de la nariz y tan sólo una pequeña
incisión externa de 3-4 mm, 'pero que permite abordar el órgano por
unos pasillos quirúrgicos que no afectan a los mecanismos de
soporte, por lo que no disminuye ni la vitalidad ni la fuerza de la
pirámide nasal'.
Otra de las ventajas de la cirugía
externa frente al abordaje endonasal es que el cirujano puede operar
con las dos manos, 'ya que no necesita utilizar una mano para
exponer', ha matizado.
Como caso de dificultad extrema, Juan
Trinidad ha citado el de aquellas personas con deformidades grandes
de la pirámide nasal y piel muy fina: 'Este hecho provoca que, si
queda alguna irregularidad después de la cicatrización, las
irregularidades se vean a través de la piel'. Para resolverlo, se
suele interponer alguna sustancia entre el hueso y la piel, bien
sintética o tejido del propio paciente, como pequeñas porciones de
fascia. En cuanto al postoperatorio, Ortega del Alamo considera que
depende mucho de cada paciente. En general, la nariz y el resto de la
cara es un sitio muy débil que en seguida se inflama; 'el grado de
inflamación dependerá siempre de la mayor o menor agresividad del
procedimiento. En cualquier caso, en un plazo de quince o veinte días
el paciente está recuperado, aunque los resultados definitivos no se
ven hasta pasado un año, ya que la cicatrización es muy lenta'.